Despedidas
junio 20, 2010 at 11:06 1 comentario
JOSÉ SARAMAGO Adiós a un siglo literario
Una inteligencia brillante
JOSÉ SARAMAGO 04/11/2009 el pais
He compartido algunos momentos con él, sobre todo cuando nos nombraron hijos predilectos de la provincia de Granada. Ahí estuvimos mucho rato conversando. Cenamos, y luego hablamos. Ya él estaba próximo a los cien años. Y a esas alturas de la vida sorprendía sobremanera la lucidez, la palabra ágil, el pensamiento muy claro, la inteligencia siempre dispuesta. Uno parte del principio de que con la vejez hay muchas cosas que se acaban, y es cierto que se acaban muchas pero algunas se conservan, y en el caso de Ayala sobre todo se mantenía algo tan importante como la capacidad de comunicación y el funcionamiento de una inteligencia tan brillante como era la suya. Eso no es incompatible con la vejez, y en su caso no lo era en absoluto: se mantenía vivo, despierto, formidable. Francisco Ayala ha sido la prueba viva de que se puede vivir mucho y seguir, en el plano del intelecto, igual a lo que se era antes, cuando se era mucho más joven. Conozco su obra, aunque no profundamente; he leído algunas de sus novelas, y me gustó particularmente La cabeza del cordero. Es una pérdida para España, y es una verdadera lástima que no hubiera habido traducciones suficientes al inglés o al francés como para haber llamado la atención de la Academia Nobel, cuyo premio se merecía sin duda alguna. Era la suya una obra profunda, muy rica en su reflexión y en su pensamiento, en la diversidad de sus intereses humanos y en su propia expresión literaria.
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Es mucho el nivel de pérdida por esos dos grandes escritores que se nos van casi al mismo tiempo.
¿Qué vamos a hacer sin ti, querido Monsi?, decía Elena Poniatowska a medida de despedida; mientras Pilar del Río resumía el adiós evocando su vida con José: “Que lloren por él, solo los que no lo conocieron”.
Ambos, en diferentes dimensiones, caminaban por la misma senda: la búsqueda de la justicia social, el compromiso irrestricto a los derechos humanos y la solidaridad con las causas más legítimas.
Su literatura transita por el complejo universo del género humano. Saramago y Monsi eran dos hombres centrados en el análisis de las miserias y las virtudes de nuestro mundo contemporáneo.
Ninguno de los dos rechazo nunca encabezar o apoyar una causa noble. Estuvieron siempre con los más desfavorecidos, con los sin voz, con el pueblo llano.
Sin ambages, sin condiciones, criticaron a los poderes fácticos, examinaron los excesos de los potentados, fustigaron las injusticias de un sistema capitalista salvaje y se burlaron del rancio establishment intelectual y político.
Los conocí a los dos. Los entrevisté siempre que quise. Nunca me negaron su palabra. Eran generosos con todos… Sus multitudinarios funerales muestran el cariño de la gente.
¿Cómo concebir el mundo sin su conciencia crítica?… Me siento desolada, demasiado triste… busco un poco de consuelo, vuelvo a sus libros, los leo y los siento cerca.
¡Monsi y Saramago vivirán para siempre!
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1.
sinBalas | junio 26, 2010 en 19:02
Lamentablemente no lo conozco este escritor que fué juzgado malamente por la Iglesia Católica, pero si a través de las rosas de mi jardín y que muchas de ellas ya lo habían leído.
No me cabe la menor duda que el mundo literario está de luto y que siente el pesar de esta partida de este “Un Escritor”, saludos sinBalas