Archive for octubre, 2009
calle larga y silenciosa
Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene;
si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie.
Todo está oscuro y sin salida,
y doy vueltas y vueltas en esquinas
que dan siempre a la calle
donde nadie me espera ni me sigue,
donde yo sigo a un hombre que tropieza
y se levanta y dice al verme: nadie
Octavio Paz
salir y entrar, dejarla abierta
¿Acaso no es prisión
una puerta
que sólo puede abrirse
desde fuera?
¿Y no es más cierto
que también es prisión
poder abrirla sólo
desde dentro?
Y más,
poder salir y entrar;
dejarla abierta:
Salir y entrar,
dejarla abierta:
Dulce Chacón
ser un instante
La certidumbre llega como un deslumbramiento.
Se existe por instantes de luz. O de tiniebla.
Lo demás son las horas, los telones de fondo,
el gris para el contraste. Lo demás es la nada.
…/…
Rafael Guillén
la obra
» Mientras más guardo en mis despensas, soy más menesteroso,
siempre ante el mismo muro, de nada me han servido
las lámparas que encendí. Es de noche. Estoy solo.
Las estancias aun tibias del festejo desiertas,
ni un gesto, ni una sílaba, ni un aroma, podrían ayudarme.
Tengo que hacerlo todo otra vez, de la raíz
para encontrar al cabo que no poseo nada,
que el pabellón oscuro se inclina a la intemperie. «
Cintio Vitier
a cucharadas
La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir
Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida,
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.
Jaime Sabines
la parte mas importante
Un día mi madre me preguntó cuál era la parte
más importante del cuerpo.
A través de los años trataría de buscar la respuesta correcta.
Cuando era más joven, pensé que el sonido era muy importante para nosotros, por eso dije,
– «Mis oídos, Mamá».
Ella dijo: «No, muchas personas son sordas y se arreglan perfectamente. Pero sigue pensando, te preguntaré de nuevo.»
Varios años pasaron antes de que ella lo hiciera. Desde aquella primera vez, yo había creído encontrar la respuesta correcta. Y es así que le dije:
– «Mamá, la vista es muy importante para todos, entonces deben ser nuestros ojos.»
Ella me miró y me dijo,
– «Estás aprendiendo rápidamente, pero la respuesta no es correcta porque hay muchas personas que son ciegas, y salen adelante aun sin sus ojos».
Continué pensando cuál era la solución. A través de los años, mi madre me preguntó un par de veces más, y ante mis respuestas la suya era: «No, pero estás poniéndote más inteligente con los años, pronto acertarás».
El año pasado, mi abuelo murió. Todos estábamos dolidos. Lloramos. Incluso mi padre lloró. Recuerdo esto sobre todo porque fue la segunda vez que lo vi llorar. Mi madre me miraba cuando fue el momento de dar el adiós final al abuelo. Entonces me preguntó,
– «No sabes todavía cuál es la parte más importante del cuerpo, hijo?».
Me asusté cuando me preguntó justo en ese momento. Yo siempre había creído que ese era un juego entre ella y yo. Pero ella vio la confusión en mi cara y me dijo,
– «Esta pregunta es muy importante. Para cada respuesta que me diste en el pasado, te dije que estabas equivocado y te he dicho por qué. Pero hoy es el día en que necesitas saberlo.»
Ella me miraba como sólo una madre puede hacerlo. Vi sus ojos llenos de lágrimas, y la abracé. Fue entonces cuando apoyada en mí, me dijo,
– «Hijo, la parte del cuerpo más importante es tu hombro».
Le pregunté, «¿Es porque sostiene mi cabeza?», y ella respondió,
– «No, es porque puede sostener la cabeza de un ser amado o de un amigo cuando llora. Todos necesitamos un hombro para llorar algún día en la vida, hijo mío.
Yo sólo espero que tengas amor y amigos, y así siempre tendrás un hombro donde llorar cuando lo necesites, como yo ahora necesito el tuyo.»
ama tu ritmo
bajo su ley, así como tus versos;
eres un universo de universos
y tu alma una fuente de canciones.
La celeste unidad que presupones
hará brotar en ti mundos diversos,
y al resonar tus números dispersos
pitagoriza en tus constelaciones.
Escucha la retórica divina
del pájaro, del aire y la nocturna
irradiación geométrica adivina;
mata la indiferencia taciturna
y engarza perla y perla cristalina
en donde la verdad vuelca su urna.
RUBÉN DARÍO
Amarrado a qué
MUÑOZ ROJAS, CIUDADANO DE CAMPO
En el blog de Javier Rioyo
«Amarrado a qué estoy sino a mi mismo.
A veces , dulce amarra, me sostiene
el beso o la caricia y es mi vida
aunque se llame amarra y lo parezca.
Jugando con palabras siempre estoy
sin saber dónde terminan por llevarme,
sabiendo que son nada y en nada quedan
salvo que la verdad, que es suya, las pronuncie…
Y así, entre la invención y el sentimiento
sin saber dónde el uno acaba y empieza el otro,
que no todo es puro juego, sino algo
que te duele o consuela,
y así, entre inventar y sentir
se va la vida, sin sentirla…»
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