tratado de buenas costumbres
octubre 13, 2008 at 16:03 Deja un comentario
No es elegante que hablemos en alto de tus errores,
y tampoco de los míos.
No es elegante que si yo no te llamo aquello,
tú me llames eso otro.
No, no es elegante.
Tampoco es elegante pensar
que mis defectos son maléficos,
y hermosas tus prioridades.
No es elegante reírse del sufrimiento,
por muy extravagante que éste parezca.
Elegante no es declararse católico
y llamar a la asistenta con campanilla.
Ni que el afectado de tu problema
sea el último en enterarse.
No, estoy segura de que no es elegante
hacer descubrir a tus amigos amantísimos
que sólo eran sustitutos del amor
y que en suma todos valen cero.
No puede ser elegante quien te echa de un trabajo
y parece que te esté haciendo un favor.
No es posible que sea elegante
un protocolo que no facilita.
Así que propongo que desnudos,
abandonemos los salones,
y acudamos a charlar bajo el árbol.
Recuerda que nadie lleva un cuchillo bajo la piel.
Quién sabe,
quizá sobre una roca encontremos la elegancia
de Marta en unabohemia
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